Antes de las máquinas modernas, en Puerto Rico el café se hacía con una cafetera de tela o “colador”.
Era una tradición de cada mañana: agua hirviendo, café molido a mano y ese aroma que llenaba la casa.
Más que café, era un momento sagrado en familia.
Hoy, esa cafetera representa nuestras raíces, la calidez boricua y el sabor de lo auténtico.

El trompo fue uno de los juguetes favoritos de la niñez en Puerto Rico.
Hecho de madera y lanzado con cuerda, era pura destreza y diversión.
Un clásico que representa la creatividad y alegría boricua. 🇵🇷

El coquí es el símbolo más querido de Puerto Rico.
Pequeño pero con un canto poderoso, representa nuestro orgullo, cultura y raíces.
Su “¡coquí, coquí!” nos recuerda de dónde venimos y lo mucho que vale ser boricua. 🇵🇷